“DEBO, NO NIEGO; PAGO, LO JUSTO”
Teresa Carbajal
El estrés financiero debe ser catalogado a estas alturas, como un problema de salud pública; por sus efectos directos en la salud física, emocional, mental y en nuestra forma de relacionarnos con los demás, principalmente en nuestro círculo familiar.
En cuanto al círculo familiar por ejemplo, ¿ha escuchado el dicho aquel de que cuando la pobreza entra por la puerta el amor sale por la ventana?, bueno, pues no es secreto para nadie que cuando el dinero no alcanza para el mandado, el pago de servicios, las colegiaturas, las medicinas y una larga lista más de compromisos diarios por afrontar, las relaciones conyugales comienzan a deteriorarse, precisamente porque nos da eso, el estrés financiero.
Entendido como la preocupación que nos da la incertidumbre ante la imposibilidad de cubrir todos los gastos, el miedo a hacer un presupuesto de ingresos contra egresos para no descubrir que vivimos de milagro, pues gastamos en pagos, mucho más de lo que ganamos nominalmente.
Ese deterioro en nuestras relaciones personales obedece en gran medida al mal reparto de los gastos, o a la insuficiencia de ingresos de una de las partes para contribuir al gasto familiar.
En el ámbito de la salud por ejemplo, a ver dígame, a Usted ¿qué enfermedad le ha ocasionado el estrés?, alta en la presión arterial, colitis, gastritis, caída de cabello, diabetes, colesterol, sobrepeso, o falta de apetito, o todas juntas.
En sus emociones, insomnio porque sus deudas no le dejan dormir, ¿ansiedad?, porque no sabe ya de dónde más sacar para pagar la hipoteca de la casa, o ahorita lo de las inscripciones, uniformes, útiles y demás de los niños que ya regresarán a clases. ¿Depresión?, por sentirse rebasados en la ola, cual ola, ¡tsunami! de gastos quincenales.
Es decir, para resumen, nadie aquí tiene dudas de lo que significa el estrés financiero, eso está claro. Como tampoco tenemos dudas de las causas que nos originan ese estrés, la insuficiencia de los ingresos, el alto costo de la vida, la inflación, la pandemia y todo lo que trajo, las altas tasas de interés en los créditos que tenemos que contratar para poder ir saliendo adelante con el pago de despensa y otros básicos.
Pues resulta que hay una persona en este país que tuvo la gran idea de pagar veintinueve millones de pesos del presupuesto federal, para hacer una encuesta que denominó Encuesta Nacional sobre salud financiera (Ensafi 2023) llamando para la encomienda al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), esa persona es el titular actual de la Condusef, oscar rosado, quien cobra como Presidente de ese Organismo Federal.
Digo cobra, y (cobra muy bien sin devengarlo) porque de la labor que la dependencia defensora de usuarios de servicios financieros debe hacer, poco sabe y entiende, y de ahí sus ocurrencias.
La encuesta arrojó resultados que nos confirman como los responsables directos de nuestro estrés financiero, que, por no tener ahorros, por tener muchas deudas, y gastar de más en las tarjetas, es decir nos revictimizan como los responsables de todo esto que sufrimos.
Poniéndonos como lazo de cochino en el rubro, gastadores, desorganizados, y poco ahorradores. No tiene calificativo el que se hayan dejado de considerar aspectos como la inflación, los altos intereses que pagamos, las comisiones altas por servicios deficientes bancarios y ni se diga lo vulnerables que estamos ante los fraudes y ataques bancarios, que tienen como blanco nuestro dinero.
Desafortunadamente este instrumento poco aporta a lo que ya sabes, y menos aún a la solución del problema. O a ver, en donde se dice que ese estrés es generado por los abusos que diariamente sufrimos de los bancos, o por el hecho de que los productos de consumo y canasta básica hayan sufrido un incremento brutal en este primer semestre del año.
¡Ah, no! De eso no se dice nada, porque si se dijera entonces los culpables del estrés financiero que vivimos serían los bancos, las financieras, las sofomes, las cajas de ahorros, y el gobierno, y pues eso, ¡cómo va a ser!
Es lamentable que el problema de la economía social, la economía del pueblo no tenga padre, ni madre, y tampoco nombre. Porque al no tenerlo, no se abordará jamás el problema en su justa dimensión, es decir procurando resolver las causas que lo originan.
Mire, revise los resultados de la Ensafi 2023 y nos tomamos un café para seguir indignándonos ante el descaro.
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