Tihuatlán, Ver.- La colonia Totolapa enfrenta una nueva emergencia por una fuga de hidrocarburos detectada el pasado 10 de diciembre en la zona de Agustín Melgar, la cual avanza como una peligrosa mancha sobre el arroyo Totolapa. Habitantes denuncian que este hecho no es aislado, sino el tercero en un mes, pese a que desde la primera fuga se notificó a Pemex y a Protección Civil Municipal.

Aseguran que hasta ahora no existe atención efectiva ni información oficial, mientras los daños a la salud y al medio ambiente continúan en aumento.

Más de 300 niños de escuelas ubicadas cerca del cauce —entre ellas la primaria Himno Nacional, la primaria Rafael Valenzuela y el jardín de niños José Vasconcelos— fueron evacuados después de que docentes y estudiantes presentaran síntomas como dolores de cabeza, náuseas, mareos y vómito, derivados del intenso olor a combustible en la zona.

Las afectaciones también alcanzan a cientos de familias que viven a orillas del arroyo Totolapa, quienes temen consecuencias a largo plazo.

Docentes y directivos han tenido que actuar por su cuenta para proteger a los menores, ya que —afirmaron— el personal de Pemex no ha implementado protocolos ni emitido recomendaciones preventivas, a pesar de la gravedad del problema.

El jardín de niños José Vasconcelos, fundado por el Movimiento Antorchista, enfrenta daños adicionales en su infraestructura, la cual se ve comprometida por deslaves. La cancha de basquetbol perdió cerca de 12 metros de extensión, y las calles que rodean la institución están severamente deterioradas debido a roturas de drenaje que llevan años sin resolverse. La pavimentación no ha sido posible porque Pemex lo prohíbe por la presencia de ductos en la zona.

La situación afecta a familias de los sectores 1, 2, 3 y 4 de la colonia. Vecinos afirman estar cansados e indignados por las tres fugas consecutivas —antes de las inundaciones, después de ellas y ahora nuevamente—, todas con un olor penetrante que impacta su vida diaria y salud.

Hasta el momento, solo se ha colocado una malla de contención en el puente, pero no se ha recolectado el hidrocarburo, que ya alcanzó el río Cazones, afectando plantas, fauna y fuentes de agua.

Tras la fuga anterior, aseguran, Pemex realizó únicamente trabajos superficiales que quedaron rebasados con las lluvias de octubre y los desbordamientos. A escasos metros del área más afectada se encuentra el pozo 41 de la empresa.

Más de 500 habitantes exigen una intervención urgente y presentan las siguientes demandas:

  • Instalación de barreras de contención en puntos estratégicos, especialmente en zonas cercanas a las escuelas, así como la construcción de un muro de contención solicitado desde hace años al ayuntamiento y al Gobierno del Estado.
  • Reparación de fondo de las fallas que originan las fugas, para evitar nuevas emergencias.
  • Atención inmediata a la infraestructura vial deteriorada.

La comunidad califica lo ocurrido como un “atentado ambiental” que pone en riesgo la salud, la vida y el equilibrio del ecosistema, y exige a Pemex y a las autoridades municipales y estatales una respuesta urgente, seria y transparente.

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