El pasado 25 de mayo se cumplieron 14 años de la desaparición de Iván Eduardo Castillo Torres en Poza Rica, Veracruz. Catorce años en los que su madre, Maricel, y su familia no han cesado su incansable lucha por encontrarlo. Día tras día, Maricel ha salido a las calles con la esperanza de hallarlo, convirtiendo su dolor en fuerza, y su amor en una guía para otras familias que, como ella, viven el infierno de tener un ser querido desaparecido.

«Mi hijo tenía esa misión de colocarme a mí aquí para ser la esperanza de muchas familias», expresa Maricel con la voz entrelazada de fuerza y dolor. «Hemos encontrado, hemos identificado… quizá nos vean reír en momentos, quizá nos vean así, pero yo creo que juntas es como adquirimos seguridad. Solas en casa no, no estamos bien, seguimos sufriendo, este dolor sigue, sigue lacerando nuestra alma y nuestra vida.»

Estas palabras resonaron en el marco del conversatorio del unipersonal “La Espera”, una narrativa que recoge el sentir profundo de quienes aman a quienes aún no regresan. En la imagen que acompaña este testimonio, vemos a Maricel liderando una marcha, micrófono en mano, junto a otras mujeres valientes. Una pancarta verde llama la atención: “Cuando alguien muere se le tiene que dejar ir; cuando es desaparecido se le tiene que hacer volver”.

El camino de Maricel ha sido largo y doloroso, pero nunca solitario. Su lucha ha encendido luces en medio de la oscuridad, tendiendo la mano a otras madres y familias para continuar juntas la búsqueda, la resistencia, y la exigencia de verdad y justicia.

Hoy, rendimos homenaje a Iván, cuya ausencia se ha convertido en una llama que no se apaga, y a Maricel, su madre, una mujer que ha transformado el amor por su hijo en un acto diario de esperanza y dignidad.

Iván, tu mami y tu familia siguen en tu búsqueda con amor y esperanza.
¡Presente, ahora y siempre!

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