Habitantes exigen soluciones urgentes ante la indiferencia de las autoridades municipales

Irineo Pérez Melo/

Comapa, Ver.- La comunidad de La Pitaya enfrenta una grave crisis ambiental y sanitaria debido a un basurero a cielo abierto que opera sin control, generando contaminación y poniendo en riesgo la salud de sus habitantes. Ante la falta de respuesta de las autoridades municipales, los vecinos han alzado la voz y exigen soluciones inmediatas.

Desde hace años, los residentes han denunciado las afectaciones que este vertedero ocasiona, sin obtener respuestas concretas por parte del gobierno local. La situación ha empeorado con el tiempo, convirtiéndose en un foco de infección que representa una amenaza para la comunidad.

Indiferencia y abandono gubernamental

Los pobladores acusan al alcalde Gabriel Lagunes Jáuregui de ignorar la problemática y de no implementar acciones para remediarla. Asimismo, señalan que confiaron en que su hermana, la exdiputada local Nora Lagunes, intervendría para gestionar una solución, pero aseguran que nunca atendieron sus llamados.

«Nos sentimos completamente abandonados. Han pasado años y no vemos voluntad política para resolver este problema. No podemos seguir viviendo así», expresó un vecino afectado.

Un problema fuera de control

El basurero, ubicado en un terreno de aproximadamente 1,300 metros cuadrados rumbo al rancho El Jabalí, recibe diariamente toneladas de basura, incluyendo desechos hospitalarios, llantas, electrodomésticos y animales muertos. Sin ningún tipo de regulación ambiental, el sitio emana olores nauseabundos y es un foco de proliferación de fauna nociva, agravando las condiciones de vida de los habitantes cercanos.

Además, se han reportado constantes quemas de residuos, lo que contribuye a la contaminación del aire y provoca problemas respiratorios y afecciones en la piel entre la población.

Protestas y acciones en puerta

Ante la falta de soluciones, los habitantes han advertido que tomarán medidas de presión para ser escuchados. Entre las acciones que analizan se encuentra la toma del Palacio Municipal como medida de protesta.

«No nos vamos a quedar callados. Queremos el cierre definitivo de este basurero y la limpieza completa de la zona. ¡Es nuestra salud la que está en juego!», señalaron en un enérgico reclamo.

La comunidad de La Pitaya exige la intervención del gobierno estatal y de instancias ambientales para frenar esta crisis antes de que las consecuencias sean irreversibles. La falta de acción ya no es una opción: es momento de respuestas y soluciones concretas.

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