Por FRANCISCO ZÁRATE
Actopan, Veracruz / El estado de fascinación llega de golpe, acelera el pulso y corta el aliento, pero hace que valga la pena el esfuerzo para trepar hasta la cima de la montaña y descubrir la magnificencia de este tesoro natural y cultural.
A la izquierda bases piramidales y decenas de nichos funerarios cuentan más de 500 años de historia prehispánica; al frente mar y cielo parecen unirse en una fusión azul turquesa y rey, panorámica espectacular, inmensa, mágica.
Y a la derecha el monumental Cerro de los Metates, cuyas laderas muestran las huellas de la violencia explosiva de la roca al surgir de las entrañas mismas de la tierra y elevarse decenas de metros. Descubrirse tan pequeño en ese magnífico escenario es irreal.
El sentimiento sobrecogedor es inevitable. «¡Siento ganas de llorar!», exclama Inés, mexicana pero radicada en California, Estados Unidos. Su mano izquierda tapa su boca y la derecha se posa sobre su corazón, a punto de estallar de emoción.
Se trata de la zona arqueológica Quiahuixtlán, de origen totonaca, ubicada en la comunidad Villa Rica, perteneciente a Actopan. Su disposición en lo alto de una montaña le semeja a un fuerte militar y le sitúa en una posición de privilegio frente al mar.
Cuenta la historia que los habitantes originales de Quihuixtlán lo utilizaron como fortaleza contra invasores, aunque no resultó exitoso en tres ocasiones: primero los toltecas; luego los aztecas y finalmente los españoles.
«¡No le pide nada a Tulum. Yo he ido a Tulum, pero esto está hermoso!», añade Luis, integrante del grupo indígena Consejo de Sabiduría Ancestral, organización que este 12 de Octubre realizó la Ceremonia para la Declaración de la Independencia Espiritual y Tradicional de los Pueblos de México y Hermanos del Continente.
*Aquí empezó todo*
«Este ceremonial de hoy es muy especial para nosotros porque aquí fue donde se inicia la invasión, tanto a México como a todo el continente; aunque se fraguó en Cuba, por aquí entró Hernán Cortés», dice Acamapixtli García Castillo, presidente del Consejo de Sabiduría Ancestral del Anáhuac.
El representante del organismo cultural internacional hace un llamado a reescribir la historia de nuestros pueblos prehispánicos porque -lamenta- en aras de justificar la invasión se tergiversó la realidad. «Estamos en tiempos de verdad; de quitar tantas mentiras que nos han contado».
«En 1519 ésta fue la entrada de Hernán Cortés. Precisamente en Antigua está la primera casa que construye Cortés y la primera iglesia que se edifica en América. Este fue el lugar donde se inició la invasión, porque no se puede decir de otra manera, fue una invasión.
«Tergiversaron la historia de nuestros antepasados para que el mundo nos viera como sacrificadores de humanos y caníbales cuando eso no es cierto. Todo lo hicieron para justificar la barbarie, saqueo y esclavitud», añade.
Y explica que los sacrificios para extraer un corazón con una piedra afilada son inventos de los invasores. En la práctica es imposible, pues se requiere una sierra eléctrica; y -agrega- tampoco se bebían la sangre a la mañana siguiente porque se coagula casi inmediatamente. Defiende que son apócrifos los documentos que hablan sobre eso, y que en realidad fueron creados después del siglo XVI.
«En la época prehispánica había cirugías, operaciones a corazón abierto, cesáreas, trepanaciones de cerebros, y lo hacían muy bien. Es muy distinto a lo que nos inventan. Si lo vemos por esa parte científica, efectivamente nosotros descendemos de gente sabia, de científicos, de médicos, de astrónomos, matemáticos, no de sacrificadores, ni caníbales como nos inventaron, y en estos tiempos lo estamos aclarando».
*’Pido perdón a Dios’*
Aclara que Veracruz se llamaba Chalchihueyecan, ‘Donde Abundan los Recursos Naturales’, y que la definición era justa porque Veracruz era y es un lugar riquísimo. «Veracruz es latín, «vera» es verdad, «cruz», La Cruz Verdadera, porque el invasor que llega viene con una misión clerical de evangelización porque supuestamente éramos gente sin cultura, sin educación. Pero estaban equivocados.
«Realmente aquí hay un fraile, Fray Diego de Landa, que dice ‘Yo pido perdón a Dios y al Papa, porque estos que nosotros llamamos indios están más cerca de Dios que nosotros mismos. ¡Son como niños! No tienen malicia, son gente muy sencilla’.
«Y esa carta está en El Vaticano, y esa es realmente nuestra identidad como pueblo; pero luego cambiaron la historia y nos hicieron creer lo peor de nosotros mismos. Si te das cuenta la gente nativa hay veces que nosotros mismos -ya en la subcultura que hemos adoptado de Europa- a veces nos burlamos, y usamos palabras peyorativas como ‘No seas indio’, ‘pata-rajada’, y hasta ‘naco’.
«Naco viene de la palabra náhuatl Nana, o Mamá, y Co, de lugar, ‘lugar de la madre’, incluso la palabra esquincle (izcuintle) significa ‘perro’ para los europeos y lo usaban como diciendo ‘¡quitate escuincle!’, porque trataban a los niños como perros, y les aprendimos eso. Pero aquí no, ‘chamaco’ en náhuatl es ‘el que se está desarrollando’, el que está creciendo’.
Con un sentimiento mezcla de indignación y melancolía apunta que hay registro histórico de que los españoles no fueron los únicos europeos que vinieron a México, pues como ellos hubo náufragos europeos, pero sí fueron Hernán Cortés y acompañantes los únicos que llegaron con ánimo de apoderarse de todo y de destruir, y luego se justificaron con mentiras.
«Por ejemplo Tláloc. Tlali es Tierra, Octli es licor, ‘Licor que emana de la tierra’. Nunca dice Dios de la Lluvia, entonces nos habla de un fenómeno natural, donde el agua se evapora en la tierra, sube por el aire, forma las nubes y luego baja en forma de lluvia.
«A Huitzilopoxtli, dicen Dios de la Guerra y se habla que era una deidad sangrienta y no es cierto. Huizil es Colibri. Poxtli es zurdo. ‘Colibrí Zurdo’, y eso representa nuestro hemisferio sur del cerebro donde está nuestra fuerza de voluntad. ¡Ve cómo lo malinterpretan! Y como eso, muchas cosas las tergiversaron».
*Copilli Quetzalli*
Considera que urgentemente necesario reforzar la campaña de identidad en México y en América porque la gente desconoce nuestro valor. Añade que debe ser prioridad para los gobiernos de nuestro país insistir en la devolución de la Corona de Plumas de Quetzal que perteneció a Moctezuma.
Explica que su nombre real es Copilli Quetzalli, Corona de Plumas de Quetzal, símbolo que es un ícono espiritual y de poder del pueblo de México. Actualmente es propiedad del Museo Etnológico de Austria, en Viena.
«Nunca fue regalado por Moctezuma. Es ilógico que un gobernante entregara lo que representa la libertad y soberanía tanto del pueblo de México como de los hermanos del Continente. En realidad, como tenía un casco de oro y ojos de esmeralda, que era lo que le interesaba a los europeos, pues simplemente se lo quitaron. No hubo ningún respeto por nuestra cultura».
TEXTO PUBLICADO ORIGINALMENTE EN https://www.laopinion.net/ en el año 2012 por el periodista Francisco Zárate