· Ciudadanos con una mentalidad diferente que abra caminos a una vida que no dependa de la dádiva
· Las presentes y futuras generaciones deben estar alertas para no ser nuevamente sorprendidas
Seguramente México seguirá adelante en su desarrollo como Nación, en caso de que los electores decidan dar por terminada la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador, el próximo 10 de abril. Suceda lo que suceda, es tiempo de pensar qué haremos los mexicanos en caso de que la revocación de mandato sea contraria a las verdaderas intenciones del mandatario.
Si al término de su mandato de seis años, continúan las acciones destructivas de instituciones y programas para el desarrollo de México, con efectos catastróficos en la economía nacional, considerando de manera fundamental el desempleo, la pobreza, la improductividad alimentaria, las inversiones, los mexicanos debemos ponernos a trabajar, ahora mismo, en la planeación para el desarrollo social, económico, político y administrativo “desde abajo”, con vistas a la próxima administración federal.
En el supuesto de que México padezca una verdadera hecatombe por un mal gobierno (así se avizora en los próximos tres años cuando fenezca el actual) por no haber sabido conducir el potencial representado por más de 130 millones de habitantes, ávidos de trabajar, estudiar, salir de una pobreza económica y alimentaria; de mejorar la salud, la educación, la productividad en general, la sugerencia para todos los mexicanos es la de redoblar esfuerzos, trabajar con ahínco, con una mentalidad diferente que abra accesos a una vida que no dependa de la dádiva.
El horizonte que observamos es infinito, con perspectivas de alcanzar realmente el bienestar –no como palabra hueca, producto publicitario de un proceso electoral—sino que el bienestar tenga el significado que nuestros antepasados esperaron desde la Independencia, la Reforma y la Revolución. Han transcurrido, desde entonces, más de 200 años, y los mexicanos seguimos en espera de “mejores tiempos”.
Ahora corresponde a las presentes y futuras generaciones ser capaces para prepararnos y no ser nuevamente sorprendidas; que “no cualquiera venga a ofrecernos el oro y el moro”, y caigamos nuevamente en el atolladero. México no es cualquier cosa, no debe ser juguete de nadie.
Cuenta con un aproximado de 200 millones de hectáreas (casi dos millones de kilómetros cuadrados) de territorio, con más de 11 mil kilómetros de zonas costeras y aguas interiores; con un mar patrimonial que supera al espacio territorial, con más de 300 millones de hectáreas; recursos forestales en unos 50 millones de hectáreas de bosques de coníferas, selvas tropicales, pastizales y manglares, y un potencial de 30 millones de hectáreas con aptitud agrícola.
Además, aún hay riquezas con importantes yacimientos mineros y petrolíferos en el subsuelo, con gran potencial para el desarrollo económico y social. Sobre todos estos recursos, destaca el factor humano, con gran capacidad mental y una fuerza física capaces de dominar la naturaleza.
El actual es momento de reflexionar y “poner los pies en la tierra” sobre el futuro que nos espera. No debemos caer en el conformismo de vivir con lo indispensable y mal acostumbrarse a “estirar la mano para recibir dádivas”, a cambio de nuestro voto. O esperar a que llegue otro que nos ofrezca “galletas verdes”, igual que en la antigua película “Cuando el Destino nos Alcance”, donde participó uno de los actores más representativos del cine, Charlton Heston.
Es tiempo de que reflexionemos sobre las obligaciones que tiene un gobierno desde el momento de asumir su responsabilidad de gobernar. Tenemos que gritar a los cuatro vientos que “no nos roben el tiempo todos los días de la semana”, de dos a tres horas diarias perdidas, además llenas de rencor, de ideas y ataques tan repetidos que, hasta los ‘reporteros de redes sociales’ (llámense aplaudidores) están en la línea, pero con “gran güeva”. Se les nota por la forma de expresión pausada y la impresión de participar por consigna, incluso adoptan el papel de “gestores”.
Mientras tanto la inflación sigue galopando a un ritmo acelerado, a niveles que desde hace más de 20 años no se presentaban cuando tuvimos una inflación del 8,5 por ciento, ahora en marzo de este 2022 andamos rondando el 9.2 por ciento.
Por si fuera poco, el gobierno está echando mano de estímulos fiscales para el subsidio a las gasolinas hasta de un 100 por ciento, debido a que se encuentra en una más de las fases electoreras de parte del presidente, los consumidores esperamos el “gasolinazo” una vez pasado el 10 de abril, día del aniversario de la muerte del Caudillo del sur Emiliano Zapata Salazar, pero también el día señalado para la revocación de mandato.